MARTINI PLAZA, GRONINGEN: Thiemo de Bakker se alzó con uno de los triunfos más importantes de su carrera tras batir al número uno austriaco, Jurgen Melzer, en cinco duros sets (5-7, 7-5, 5-7, 6-4, 6-1), poniendo así a Holanda con una ventaja de 2-0 en la eliminatoria de play-off del Grupo Mundial de la Copa Davis por BNP Paribas.
De Bakker se dejó caer al suelo al convertir el primer punto de partido, y el capitán holandés Jan Siemerink no dudó en ir a por él enseguida. Holanda busca volver a la categoría máxima tras perderla en 2009, y ahora están más cerca que nunca.
De Bakker sorprende a Melzer y pone a Holanda 2-0
El equipo austriaco se vio afectado por la baja de su número dos, Andreas Haider-Maurer, que cayó enfermo el jueves por la noche y se tuvo que dar de baja este viernes en el partido que abría la eliminatoria ante el local Robin Haase.
Si los visitantes logran empatar la eliminatoria, bien Oliver Marach o Julian Knowle –ambos centrados en los dobles– deberán enfrentarse a Thiemo de Bakker en el quinto punto. Y es que el otro jugador austriaco, Dominic Thiem, ni siquiera ha viajado a Groningen. Con estas perspectivas, la mejor opción y esperanza es que Haider-Maurer se recupere lo antes posible.
El capitán y ex tenista holandés, Jan Siemerink, mostraba una sonrisa de oreja a oreja y admitía que se habría conformado con un 1-1 tras el primer día de juego. (“Gracias”, decía De Bakker, sentado a su lado, de forma irónica). Pero no está todo hecho todavía, reconocía Siemerink, a pesar de la ausencia de Haider-Maurer por enfermedad, y del cansancio de un Melzer que este viernes tenía que disputar cinco mangas y el sábado está programado para formar parte del dobles. “Ellos tienen a un fisioterapeuta holandés que es mágico. Nunca se sabe lo que puede hacer”.
Mientras De Bakker celebraba un gran triunfo, Melzer consideraba que había tenido la victoria a su alcance. De hecho, dejaba escapar varios puntos de break en el segundo set e incluso con 5-4 arriba también desperdiciaba dos opciones de set, para ponerse dos sets arriba. Tras el bajón, volvía con fuerza en el tercer set, anotándoselo, y con ambos jugadores mostrando su mejor tenis.
“Ha sido frustrante”, comentaba De Bakker. “Tanto en el primer como en el tercer set me rompió con 6-5 y sentía que no podía hacer nada mejor”. Pero De Bakker no permitió que la frustración le superara. “Estaba descontento con el marcador pero no con mi juego”, comentaba, “estaba jugando bien y eso me hizo seguir jugando animado”.
Y eso fue además lo que sorprendió a Melzer. “Sabía y sé que [De Bakker] es un jugador con talento, pero normalmente es algo inconsistente, y su juego puede ser como una montaña rusa. Pero hoy no ha sido así. No siento que haya fallado en los puntos importantes, no creo que haya perdido el partido, sino más bien él lo ha ganado”.
Dos grandes dejadas daban a De Bakker tres puntos de rotura en el 4-4 en el cuarto set, y rompía en la segunda opción. Ya en el quinto set, De Bakker y su reencontrada adrenalina, se ponían dos breaks por arriba, y ya no iban a ceder terreno. El local rompía de nuevo a Melzer y conquistaba una victoria memorable, poniendo a su país rozando el éxito.
Así que ¿pensaría que ésta era su mejor victoria? “Creo que tal y cómo fue, mental y físicamente, el lugar y el momento, sí”, sentenciaba el ganador.
Haase, aplastante
Por otro lado, en el primer partido de la jornada, el número uno holandés, Robin Haase, se deshacía sin grandes dificultades del suplente Oliver Marach. El domingo pasado, Marach era seleccionado para remplazar al especialista de dobles Alexander Peya, el flamante finalista del Open de Estados Unidos, aquejado de una lesión desde entonces. Y a las 8:15 de la mañana del viernes “mientras untaba la mermelada en el pan”, le comunicaban que tenía que saltar a la pista en breve para remplazar también a Haider-Maurer.
Y ahí estaba, jugando su primer partido de individuales a nivel profesional en cuatro años. “Después de cinco juegos sentía que necesitaba una ambulancia”, decía de manera jocosa el suplente. “Tuve que correr mucho, demasiado”.
Marach ni se planteaba poder ganar ante Haase, de la misma forma que el holandés no se imaginaba perder. “Empezó fuerte, pero sabía que no iba a poder mantener esa intensidad. Una vez conseguí el break, el partido estaba casi acabado”, sentenciaba Haase. “No quiero parecer arrogante, pero enseguida me di cuenta de que no iba a perder el partido a menos que me lesionara”.
De tal manera que Haase se puso a probar nuevos tiros (con poca fortuna), golpes que había practicado durante los entrenamientos; mientras Marach ya no estaba para correr más en la tercera manga, pues ya notaba tirones en el muslo izquierdo desde la segunda manga.
Marach salvó energía, sabedor de que podría aparecer en el quinto punto de la eliminatoria. Con una nueva broma afirmaba: “Creo que en ese caso moriré en pista”.
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